Tipos de piel

Piel en el rostro:

Nuestra cara es la parte más perceptible del cuerpo. El estado y el aspecto de la piel facial es un indicador clave de nuestro estado de salud general y también desempeña un papel significativo en nuestra autoestima.

La piel que rodea los ojos es incluso más fina y delicada, y necesita un cuidado apropiado.

La epidermis (las capas externas de la piel) suelen tener un espesor de alrededor de 0,1 mm; en torno  a los ojos, el espesor es de 0 a 0.05mm.

Aunque la piel y su estado difieren de una persona a otra, existen 4 tipos principales de piel:

Piel normal: Se cuele reconocer como sana y presenta las siguientes características:

  • De color uniforme.
  • Suave al tacto.
  • Apariencia mate con un brillo muy tenue.
  • Los poros son poco visibles.
  • Tolera bien cualquier tipo de jabón.
  • No sufre con los cambios de temperatura.

Piel Grasa:

  • De apariencia gruesa.
  • Se observan poros dilatados.
  • Secreción sebácea y sudorípara abundante (luce húmeda y brillante).
  • Propensa a la aparición de comedones (granos) y microquistes.
  • Resiste mejor la erosión provocada por el paso del tiempo.

Piel Seca: la piel puede estar seca por ausencia de grasa o por pérdida de agua.

  • Piel muy fina, tensa y estriada.
  • Reactiva a estímulos externos.
  • Poco elástica, opaca sin brillo, con tendencia a las arrugas.
  • Suele presentar descamación fina.
  • Coloración mate y poros imperceptibles.

Piel mixta: es la coexistencia de diferentes tipos cutáneos en el mismo individuo. Por ejemplo la piel seborreica deshidratada que presenta oleosidad en la zona central de la cara (zona T) y sequedad en las mejillas.

Piel en el cuero cabelludo

La piel sobre la cabeza, conocida como cuero cabelludo, es rica en vasos sanguíneos y contiene más folículos pilosos y más glándulas sebáceas que cualquier otra parte del cuerpo.

Cubre desde las líneas nucales superiores del hueso occipital hasta los bordes supraorbitarios del hueso frontal. El cuero cabelludo se extiende lateralmente sobre la facia temporal hasta los arcos cigomáticos. Anatómicamente, el cuero cabelludo está considerado como una estructura única, independiente de la piel. Está formado por cuatro capas que son:

Piel: el grosor de la epidermis y dermis varía entre 3 y 8 mm.

Epicráneo y galea aponeurótica: los músculos occipital y frontal se conectan en el vértice del cráneo por la llamada galea aponeurótica, que constituye la lámina más firme y resistente del cuero cabelludo y es también la responsable de la escasa posibilidad de distención del mismo.

Subepicráneo (plano subgaleal o espacio de Merkel): es el espacio entre la galea y el epicráneo ocupado por un tejido delgado y lacio con pocos vasos sanguíneos . Su laxitud permite la movilidad de las capas superiores.

Pericráneo: es el estrato profundo, íntimamente adherido a la tabla externa del cráneo.

Piel en las axilas

La piel de las axilas es especialmente sensible, dado que existe un roce de piel contra piel en esta zona y puede tener periodos de tiempo privados de luz y aire.

Las axilas son lugares oscuros y húmedos donde las bacterias crecen con facilidad. El ph de la mayor parte de la piel del cuerpo es alrededor de 5,5. Forma una capa ácida natural, conocido como manto ácido, que ayuda a proteger la piel frente a las bacterias. El ph de la piel de las axilas es de 6.5.

Glándulas ecrinas :se localizan en todo el cuerpo formadas por un glomérulo secretor y un conducto excretor que desembocan directamente a la superficie de la piel.

Glándulas apocrinas: se concentran en las axilas, la zona genital y las mamas. Desembocan en el folículo pilosebáceo saliendo al exterior  su contenido junto con el sebo. Están formadas por un gran lóbulo pilosebáceo. Estas glándulas apocrinas están en involución o poco importantes en el ser humano, son poco numerosas y se localizan en axila, periné, pubis, conducto auditivo externo y en el párpado.

Piel en las manos

La piel de las palmas posee una capa córnea gruesa y robusta, es rica en tejido adiposo insensible a la presión, carece de folículos y de glándulas sebáceas, pero tiene una gran densidad de glándulas sudoríparas. Aproximadamente tiene unos 3mm de grosor coincidiendo con los de la planta del pie.

Por su parte, la piel del dorso de las manos  casi no tiene tejido adiposo y es especialmente delgada. Pero además, tiene escasos folículos pilosos, a partir de los cuales crece el pelo y muy pocas glándulas sebáceas. Estas glándulas son las reponsables de la producción del sebo, que provee a la piel de lípidos y algunos de sus componentes fijadores de humedad.

El hecho de que la piel de la palma de las manos sea diferente a la de su dorso significa también que la formación  global de la película hidrolipídica( La emulsión de grasa y agua que cubre la parte externa de la piel ) está debilitada. En consecuencia, las manos son más vulnerables a la deshidratación y se resecarán rápidamente en caso de actividad excesiva.

Piel en los pies

La epidermis es más gruesa en los pies que en las demás partes del cuerpo aunque habitualmente su espesor oscila en torno a 0,1 mm en total, en las plantas de los pies es de 1 a 5 mm. Cuando la piel de los pies queda expuesta a presión y fricción prolongadas, aumenta la producción de callosidades y la epidermis llega a ser gruesa y dura, proceso conocido como hiperqueratosis.

La piel de las plantas de los pies contiene más células adiposas en su capa más interna (subcutis) que la mayoría de las demás partes del cuerpo.  Esto es a causa de que nuestros pies necesitan un almohadillado extra y la absorción de choques.

Además, la epidermis, en concentro el estrato córneo, tiene mayor espesor en los pies  que en el resto del cuerpo, para así amortiguar el continuo roce al caminar. Por otro lado, los pies presentan un elevado número  de glándulas sudoríparas ecrinas. A través de ellas se eliminan el agua, las sales y las sustancias de desecho.

Por : Carlos Manuel Mestanza Aguilar